
Nunca me ha atraído la política, ni como oficio, ni como beneficio. Aunque a todos los que "paseábamos" por la Complutense en la década de los setenta se nos inoculara una especie de vacuna democrática que llenaba nuestros ratos de ocio estudiantil.
Tontee yo una temporada corta con un chico más que izquierdoso, que me bombardeaba con sueños de igualdad y justicia, que el deseado nuevo orden político debía traer a nuestro país, se avecinaba el cambio y con el, el fin de la corrupción, de las recomendaciones, de los puestos a dedo y de todo lo que lacraba el país con la dictadura.
Siempre tuve una deuda con el, ya que aunque el tiempo fue corto, me llevo por un nuevo mundo literario que yo desconocía, ( todavía guardo con cariño los libros que me recomendaba)
Algunas veces en el transcurso de este nuestro "nuevo orden político"me he acordado de el, me hubiera gustado poder mirarle una vez más a los ojos y decirle que lo siento mucho. Claro que el tiempo nos cambia tanto que a lo mejor sus sueños ya son otros
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