El búcaro en que muere esa flor pura,
un golpe de abanico lo quebró;
y tan ligera fue la rozadura,
que ni el más leve ruido se advirtió.
Pero la breve, imperceptible grieta,
con marcha lenta y precisión fatal,
prosiguiendo tenaz su obra secreta
rodó el circuito del cristal.
El agua fue cayendo gota a gota,
y la espléndida flor marchita veis;
aunque nadie lo sabe ni lo nota,
roto el búcaro está: ¡no lo toquéis!
Así, a veces, la mano más querida
nos roza sutilmente el corazón,
y lenta se abre su secreta herida,
y se mustia la flor de su ilusión.
todos lo juzgan sano, entero, fuerte;
mas la oculta lesión creciendo va.
Nadie su mal desconocido advierte;
pero no lo toquéis: ¡roto está ya!
martes, 24 de junio de 2008
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2 comentarios:
Siempre me gusto esta poesía, no sabia que la conocias Mari Carmen
¡LA CONOCÍ EN 1941 , CUANDO CURSABA 6º DE PRIMARIA .
EL MAESTRO COMENTÓ QUE HAY AGRAVIOS, A VECES IMPERCEPTIBLES , PERO QUE DEJAN EN EL ALMA UNA HUELLA PERMANENTE .
GRACIAS POR REGRESARME EL BÚCARO
71 AÑOS MÁS TARDE .
EDUARDO
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